Queridos amigos: Hace algunas noches, mientras meditaba acerca del real significado que tiene la Nochebuena para mí y pensando cómo reflejarlo en mi hogar para que mis hijas sientan el verdadero espíritu navideño, por encima de toda la contaminación adquisitiva que nos envenena especialmente en estas fechas, me retrotraje a las navidades de mi infancia, cuando sonaba en los "tocadiscos" La Misa Criolla de Ariel Ramírez. Mi madre preparaba pan dulce en latas de duraznos en almíbar forradas con papel enmantecado y ensalada de frutas (el postre infaltable de Navidad y Año Nuevo), mientras nosotras, (mi hermana y yo), armábamos el árbol con una rama de pino recién cortado, con adornos hechos de papel dorado o plateado sacado de las cajas de cigarros. Mi padre comenzaba temprano a preparar el fuego con leña para asar un cordero o un lechón (cerdito pequeño), que después de casi 8 horas de cocción, estaría listo para la hora de la cena. Cuánta simpleza!!! No se hacían regalos, porque Los Reyes Magos llegaban sigilosamente la noche del 5 de enero, trayendo presentes para los niños que dejaban sus zapatos en las ventanas, junto al agua y el pasto para alimentar a los camellos.-
Quise contarles ésto en memoria de mi padre, que debe estar preparando su fueguito en el cielo; en honor a mi madre, que aún sigue haciendo su ensalada de frutas, (aunque no puedo saborearla), y pensando en mi primogénito amado, que también está en mi paisito demasiado lejos para el abrazo de las 12.....
Ojalá cada uno de nosotros logre recrear en su hogar el aire de austeridad, simpleza y amor que reinó en el pesebre aquella noche, y ese amor se proyecte desde nuestro corazón al resto de los seres sintientes. Y a no olvidar, especialmente en Navidad, que puedes expresar el amor de muchas formas, pero la más directa es el abrazo apretado, fraterno y la palabra emocionada diciendo "Te quiero".No dejes pasar la oportunidad.
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